domingo, 24 de julio de 2011

Brussels- Amsterdam (Con razón su ciudad favorita)

La penúltima semana en Bielefeld no la he pasado exactamente allí, de hecho he estado en tres países distintos en los últimos siete días, con horas y horas de tren y de andenes de diferencia, pero con una inmensa cantidad de buenos recuerdos (sí, para ti hay alguno también).

Esta vez la historia empieza a las cinco de la mañana, camino a la Haupbahnhof como de costumbre y como de costumbre también corriendo. Ya que en Maastrich (cinco horas después) me esperaba Marta, tan guapa como siempre aunque con el cuerpo cortado por el frío del norte. Y allí que cogimos un nuevo tren hasta Bruselas para visitar sus chocolaterías, sus monumentos, sus iglesias y el Museo de la Música (lleno de instrumentos de todo tipo, visita obligada para cualquiera con la incomprensible habilidad de tocarlos, lo de incomprensible va por mí, por supuesto, que no tengo ritmo ni para lavarme los dientes.)

Pero estuvo muy interesante, sobre todo si vas con una clarinetista consumada como Marta.

Después de descubrir que el Meneken Pis es aún más pequeño que un niño normal, que la catedral de Bruselas es una Notredame II, que me encanta el cómic Belga casi más que el americano y que van a hacer una película de… atención: TINTÍN. Fuimos a visitar el Atomium (solo por fuera, que por dentro es muy caro) para después descansar en el impresionante parque que hay cerca de éste.

Sin duda Bruselas tiene un saborcillo francés que no se puede explicar pero que recuerda mucho a la París cosmopolita y bohemia de la gente romántica, pero con un carácter personal independiente y orgulloso de sí mismo. Fue un alivio escuchar algo diferente que el alemán por las calles, y con lo que me gusta el francés (ojo al El, no Un.) yo encantado.

Y al día siguiente a las cinco de la mañana en pie para coger camino Rotterdam, que lo siento por los Rotterdeños, pero es más fea que Pifio, con un par de detalles curiosos pero fea como ella sola.


Sin embargo, a lo mejor de esta ciudad se llega en barco, en dos barcos más concretamente, uno grande (watherbus) y uno pequeño (watherbus Jr) y después de un pueblecito de casitas de lo más apañadas con cortadoras de césped robóticas llegamos a Kinderdijk, una extensa zona de molinos tradicionales Holandeses rodeados de canales, un sitio especialmente bonito y diferente, si alguien quiere ver lo más típico de Holanda, le recomiendo que se pase por allí.

Y por último la guinda del pastel: Ámsterdam. Tras una accidentada búsqueda de alojamiento nos dimos cuenta de que el vecino de Marta y mi compañera de clase compartían piso allí, y que a los dos los iban a largar al día siguiente, por lo que no nos podían acoger. Así que nos organizamos para encontrar un hostal barato en la ciudad sin ninguna antelación, pero lo mejor de todo es que lo encontramos.

Y nada, Plaza Dam, Barrio Rojo, La casa de Ana Frank, Museo Van Gogh, canales, puentes, Bicicletas, Voldenpark, el barco que no existe, las casas flotantes, las fachadas torcidas, chinatown, los cofeeshops.


Amsterdam es demasiado como para explicarla en un Blog, lo más que os puedo ofrecer son las fotos que hicimos durante los dos días y medio que estuvimos allí y la imagen de una ciudad que se disfruta a sí misma, donde la cultura está mayormente en la calle y donde se respira naturalidad en cada detalle. Desde la fabulosa ausencia casi total de coches hasta la tolerancia hacia temas tan escabrosos como la prostitución o las drogas, que allí son aceptadas y suponen un problema mucho menor que en otros países mucho más restrictivos.

Aunque en general los holandeses son bordes y pagados de sí mismos, Amsterdam es de todas partes más que de Holanda, y eso se siente nada más llegar a la ciudad.

Ahora comprendo que sea la ciudad favorita de Marta, en parte también es ahora la mía.

Y tras todo eso vuelvo a Bielefeld y está lloviendo, y así estará toda la semana. Creo que por ese lado no me va a costar nada volver a casa :p

Empieza la cuenta atrás, el papeleo y las últimas fiestas, pero por lo pronto Julia (una de mis hadas madrinas de aquí) ya ha reservado el vuelo para venir a visitarme a Málaga a finales de septiembre, Yuhu!!


Y sin más, soñando con los canales de Amsterdam, los molinos de Rotterdam, las calles de Bruselas y el solecito Malagueño, os dejo aquí esperando el último post de este blog mío.

Un abrazo y… tschüss!!



PD: Nos encontramos con un grupo scout de lo más apañado, son como los míos, ¡pero rubios con agonía!



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