viernes, 2 de noviembre de 2012

La metrópolis


Hay muchos tipos de junglas en el mundo, algunas están plagadas de insectos, animales salvajes y exuberante vegetación. Otras, en cambio, ven en la humanidad su factor predominante, espacios asfixiantes donde un momento de soledad se presenta imposible, pero que donde el concepto de familia se extiende hasta abarcar a cualquiera que se encuentre cerca, a cualquiera que respire tu mismo aire.
Londres pertenece a un tercer tipo, una jungla de movimiento, no necesariamente humano, no necesariamente cercano, pero sí trepidante y muchas veces implacable.  El metro y las calles son una buena muestra de ello, nadie te va a proteger, no hay vallas de seguridad, hay pocos semáforos, aquí cada uno se hace responsable de sí mismo desde muy pronto, aunque el ambiente no sea hostil, el individuo tiene necesariamente que cumplir con su parte del trato en todos los ámbitos de la sociedad londinense o se quedará fuera con todo lo que ello conlleva.
Y aquí estamos Regina y yo, dos compañeros de viaje con más ilusiones que miedos y con un departamento entero de ángeles de la guarda trabajando día y noche para que ambos lleguemos al día siguiente sanos y salvos, cumpliendo poco a poco con los pequeños hitos que nos marcamos antes de subirnos al avión.
Los primeros de esos ángeles son nuestros padres, nuestras familias, que en la distancia aguardan cualquier tipo de noticia que pueda llegar desde esta jungla londinense. Ellos son la piedra angular en la que se asienta todo el valor que pudiéramos tener, toda nuestra fuerza, que aunque no sea mucha, viniendo de ellos será más que suficiente para llevar adelante esta aventura.  Esto incluye a mis hermanos y a mi cuñado, con quienes lamento no haber podido pasar más tiempo en su visita, pero decir que volvería a correr con más maletas a cuestas todas las calles que sean necesarias, esperando que puedan volver algún día sin necesidad de pagar hotel porque pueda yo alojarlos en mi casa.
Tampoco podríamos hacer mucho sin la sección Londinense: Arancha en mi caso y Juan en el caso de Regina, que nos han acogido de una manera excepcional durante estos días y a los que también esperamos poder devolverles el favor pronto de alguna manera.
Aquí se unen Javi Heiwa, Marta, Jorge, los Hare Krishna, el reportero de cuatro, ese señor policía tan atento, los trabajadores del Job Center, La chica de Barclays y muchos otros que, saltándose todos los clichés sobre londinenses estirados, han hecho posible que todo vaya funcionando bien.
Porque ciertamente todo va como la seda, Regina ya tiene trabajo en una tienda de té que se llama wittard en Covent Garden y yo he entrado a formar parte de una compañía de catering con la que tengo un trabajo el martes de las 16:00 a las 0:00 de la noche. Y además tengo dos entrevistas, una de Le pain quotidien, una cadena de cafeterías de muy buena calidad y otra con MUJI, (esto le va a encantar a Cristi) una tienda de papelería y ropa de diseño que está genial.
Hoy no voy a poder adjuntar ninguna foto porque las pocas que hicimos están en la cámara de Chema, que ya me las mandará y podré enseñaros lo más divertido del Buckingham Palace, las hojas de otoño.

Habrá noticias pronto, y cuando tengamos habitación propia con internet muchas más, ya que por lo visto no tendremos que dormir debajo del London Bridge.
See you soon!!

2 comentarios:

  1. Que bien saber de vosotros...me alegro un montón de que Regi ya tenga trabajo y tu también estés a puntito. Un beso muy fuerte para los dos.

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  2. Me encanta ver que sigues sano y salvo igual que me encanta ver que te acuerdas de mí. Aquí ya se te echa de menos. Sigue escribiendo que te sigamos la pista.

    Un besote!

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